La verdad es que la palabra sexoafectividad no tiene una definición establecida, pero podemos entenderla como todo el espacio que entrelaza la sexualidad con la afectividad. Quedamos en el mismo lugar que antes ¿no? Entonces miremos qué abarca cada palabra para ver cuál es ese espacio en común que le da la identidad a la sexoafectividad.
Por un lado, cuando hablamos de sexualidad, pensamos en el cuerpo, el deseo, el placer; así como también en la orientación, la identidad sexual. Y cuando hablamos de afectividad solemos pensar en amor, intimidad, confianza. Así como esas palabras vienen a la mente, puede haber muchísimas más y, probablemente, a cada persona se le ocurren algunas diferentes que otras. Lo importante es que al unir estos ámbitos, nos abre un inmenso espacio para poder reflexionar sobre todo lo que significan los vínculos sexoafectivos.
Dependiendo de cada relación sexoafectiva, se ponen en juego en distintos niveles la afectividad y la sexualidad. Finalmente siempre vamos a caber en un punto dentro de este gráfico.
Y dependiendo de dónde nos encontremos, es que van a surgir distintas necesidades para cuidar de la relación y de nosotros mismos. No hay un lugar perfecto o ideal, sino que va a depender de cada persona, de cada relación y de qué momento están pasando en sus vidas. Lo importante es que las dos personas estén cómodas en el lugar que se encuentran. Preguntas como:
¿Siento que me están dando el cariño que necesito? ¿Me siento valorada o valorado en esta relación? ¿Me gustaría una intimidad sexual en este vínculo?, nos pueden ayudar a descubrir en qué cuadrante nos encontramos en cada relación y nos posibilita la reflexión de si es ahí donde queremos estar.
Si estás donde quieres estar ¿Qué necesitas en ese lugar? Y si no, ¿Dónde quieres encontrarte?
